Los voluntarios, que
proceden de las diversas ciudades andaluzas, durante las primeras jornadas del
campo de voluntariado ambiental en la costa almeriense del Mar de Alborán, han
recibido una sesión teórica impartida por José Manuel Martos, guía-intérprete
de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.
En dicha jornada de educación ambiental, los
componentes del campo sobre conservación del entorno costero, han tenido un
primer contacto con el Paraje Natural Punta Entinas Sabinar y el Mar de Alborán
con objeto de conocer las zonas en las que más tarde realizarán las labores de
mantenimiento.
El Paraje y Reserva Natural Punta Entinas
Sabinar se encuentra en el extremo suroccidental de la provincia de Almería,
entre El Ejido y Roquetas de Mar. En este paraje se han desarrollado diferentes
ecosistemas como arenas de la playa, dunas y charcas. Cuenta con la presencia
de numerosas especies de aves entre las que destacan la malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala), la gaviota de auduin
(Larus audouinii), la focha cornuda o
común (Fulica atra), el flamenco (Fenicopteriformes)…
Por su parte, el Mar de Alborán se extiende
desde el estrecho de Gibraltar hasta una línea imaginaria entre el Cabo de Gata
(Almería – España) y Cabo Fégalo (Orán- Argelia). Presenta una elevada
productividad planctónica en comparación con el resto de la cuenca mediterránea
y alberga la mayor diversidad de especies de los mares europeos. En sus costas
adquieren gran importancia las praderas de fanerógamas marinas (géneros
Posidonia, Zostera y Cymodocea), las cuales se ven amenazadas por la pesca y
por el tráfico masivo de barcos. La actuación humana está provocando grandes
daños y es por ello por lo que ese proceso debe ser frenado y proteger la
biodiversidad.
A pie de campo, los voluntarios han podido
observar de primera mano varias de las diferentes especies características de
la zona. En el Charco del Hornillo han observado al somormujo lavanco (Podiceps cristatus), el zampullín común
o chico (Tachybaptus ruficollis), la
malvasía cabeciblanca, el ánade real o azulón (Anas platyrhynchos), la focha común, el charrancito (Sternula albifrons) y la gaviota
patiamarilla (Larus michahellis). En
el Charco del Flamenco, flamencos, cigüeñuelas, avocetas, gaviotas picofinas,
gaviotas reidoras (Chroicocephalus
ridibundus), gaviotas de audoin, gallinetas o pollas de agua (Gallinula chloropus) y archibebes
comunes (Tringa totanus) entre otras,
han sido las aves que han podido contemplar. Y, por último, en el Charco del
Faro del Sabinar, han visto especies como el papamoscas gris (Muscicapas striata) y el vencejo común (Apus apus).
Primera observación de aves
Asimismo, los componentes del campo de
voluntariado han recibido una sesión teórica sobre la “Posidonia Oceánica”, un
tesoro sumergido amenazado por el fondeo irresponsable de embarcaciones, la
contaminación del mar por vertidos, la pesca ilegal de arrastre, las obras en
el litoral y la introducción de especies exóticas. Para conocer esta planta,
muchos de los voluntarios se han sumergido en el mar y han podido observar de
primera mano a la posidonia y algunos de sus habitantes como el pez julia
(también llamado pez doncella), el invertebrado llamado pepino de mar o el pez gobio. Algunos voluntarios también
han repartido folletos informativos entre los bañistas con el fin de
concienciar a la sociedad y que ésta aprenda a valorar los monumentos naturales
y necesarios desconocidos por casi todos.
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