El Centro de Gestión del Medio Marino Andaluz
ha soltado once ejemplares de tortuga boba en la playa de Torregarcía, Almería.
La delegada de la Junta de Andalucía en Almería, Sonia Ferrer, y el delegado
provincial de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Pesca, José Manuel
Ortiz, han estado presentes en el momento de la liberación.
Gracias al proyecto de restauración de la
nidificación de la tortuga boba (Caretta
caretta) en el litoral andaluz once tortugas de dicha especie han sido
liberadas al mar en la playa de Torregarcía. Los voluntarios del campo de voluntariado ambiental para la conservación del entorno costero almeriense del Mar de Alborán han podido colaborar junto a mienbros del Centro de Gestión del Medio Marino Andaluz (CEGMA) en la suelta de estos ejemplares.
Se trata de un proyecto a largo plazo,
iniciado por el gobierno de Canarias, que consiste en traer huevos de estos galápagos
desde Cabo Verde, archipiélago de origen volcánico situado en el océano
Atlántico frente a las costas de Senegal, África, donde un campamento de gente
trabaja con las tortugas para que cada año sea posible traer alrededor
de cuatrocientos huevos. Éstos suelen ser depositados en nidos en playas de la
zona, como la de Torregarcía, y cuando
eclosionan a los sesenta días entre primeros de octubre los ejemplares son
trasladados al CEGMA. Aquí
permanecen hasta el mes de junio que es cuando se procede a la suelta en el mar.
Ésta se produce en los meses de verano porque es cuando la temperatura del agua
es óptima, unos 22º aproximadamente.
El objetivo es que a los quince o treinta y
cinco años de ser liberadas, que es cuando alcanzan la madurez sexual, regresen
a la playa donde nacieron para redificar sus nidos y, así, aumentar la
supervivencia de las tortugas, puesto que en Cabo Verde la población de bobas
se está perdiendo.
Este año únicamente once tortugas han sido
liberadas porque proceden de la nidada de 2010. Una potente infección
bacteriana se propagó rápidamente y por ello han tenido que permanecer más
tiempo a cargo de sus cuidadores. Esta circunstancia ha hecho que las tortugas
liberadas hayan alcanzado un mayor tamaño al que alcanzarían en la vida
salvaje, lo cual les aporta una ventaja puesto que evita la depredación
natural. Todos estos galápagos llevan un microchip en el cuello que permite
localizarlas e identificarlas como parte del proyecto.
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